Tras seis intensos años estudiando la que es considerada una de las carreras universitarias más complejas, obteniendo resultados deseados por muchos tuve el coraje de decir en voz alta, quizás demasiado alta, "¡No quiero ser arquitecta!", y ver la cara de susto de mis padres.
Es uno de esos momentos para los que no te preparan en ningún sitio, ni en el colegio, ni las tardes con tus amigos, ni si quiera las galletas de la suerte parecen tener la respuesta. ¿Cómo les explicas a tus padres que tras acabar los estudios de arquitectura, de los que se sienten excepcionalmente orgullosos, quieres dejarlo todo de lado para tratar de hacerte un hueco en lo que ellos consideran te dejará viviendo debajo de un puente? - ser diseñadora, con suerte, dentro del mundo del arte.
Para bien o para mal esta es mi historia, y lo que viene a continuación es mi portfolio, el cual, con suerte, te convencerá de que tomé la decisión adecuada.